Siete veces máximo reboteador y reconocido mejor jugador defensivo de la NBA le valieron los galones para ser uno de los atletas más destacados, capaz de defender a los mejores jugadores de la liga. Era la época en la cual Julius Erving, tres veces MVP en la ABA, estaba en la cúspide de su habilidad (y en la de su corte afro), vistiendo los uniformes con el clásico tema de la bandera norteamericana.